sábado, 25 de octubre de 2008

¿Igualdad de oportunidades?

Alguna noche, saliendo del teatro

Nos encontramos en Caracas, la capital de esta extraña pequeña Venecia, resulta que corren las primeras horas del día, lo que para nuestras madres son altas horas de la noche. La ciudad en ciertas calles y avenidas esta sobrepoblada, incluso caemos en el equívoco de afirmar que la vida nocturna de Caracas es digna de una gran ciudad.

Se encuentran en Caracas, el lugar donde por alguna circunstancia les toco sobrevivir, resultan que corren las primeras horas del día, y en sus casas quienes los esperan preguntan si esta noche sobreviven, ellos frecuentan las mismas calles y avenidas sobrepobladas, pero ellos desde las aceras observan lo que para nosotros es diversión, tratan de divertirse aunque el frío, el hambre y la propina que aún no llega, sea su móvil para no dormirse.

Seguimos en esta metrópolis, las horas avanzan y con ello avanza la preocupación de las madres, que se preguntan si sus hijos habrán chocado o si algún malandro les habrá robado su carro.

En el mismo plano, las horas avanzan y quienes esperan en otro tipo de casa se preguntan si habrán podido comer algo para mantenerse despierto hasta que arranque el Metro, hasta que los jeeps comiencen a trabajar; se preguntan si no se les habrá ocurrido intentar llegar por otro medio a la pata del cerro, para resolver como subir a sus casas.

En este punto llega el momento crucial, unas arepas?, unos perros?, estas son las diatribas de muchos, de aquí pa la playa, afirman otros. Tienen por suerte dinero para cualquier eventualidad.

Otros en cambio se cuestionan: coño tengo hambre y hoy no he cuidado suficientes carros, si me como un perro no me alcanza pal Metro y el Jeep. Por alguna razón ellos no tienen dinero para cualquier eventualidad.

Al día siguiente nuestro país sigue su mismo rumbo, en donde algunos tienen y otros no, en donde se nos dice que hay algo que tener y muy pocos tenemos.

Resulta frustrante ver como en una misma hora y en mismo país unos disfrutan y otros sobreviven, pese aunque esa sea la forma de funcionar de la sociedad, lo que no se puede permitir es que aquel que se sacrifica por nosotros en las noches para trabajar mientras nosotros nos emborrachamos, no puedan darse el mismo lujo en horas de la mañana, pues no tienen la oportunidad. No es cuestión de doctrinas o ismos, es cuestión de planificación, es el resultado de un país que nada planificó y nada planifica, un país en donde unos comen a costa de otros, unos estudian y otros no, unos tienen trabajo digno y otros no, pero nadie se preocupa porque todos comamos, todos tengamos acceso a una educación adecuada y en donde todos tengamos un trabajo con justa remuneración, en donde aquel que se sacrifica pueda tener derecho a no comer en una acera mientras otro lo moja con su carro porque aceleró cuando pasó por el charco.

JEM