lunes, 28 de septiembre de 2009

Ella que nunca se cansa

A VAC


Recibirás tantos “lo siento”
y nadie lo siente como tú.
Recibirás muchos abrazos,
pero no el de los brazos cruzados.

Habrá una compañía necesaria,
Otra lógica, alguna desentendida,
Y muchas sinceras,
Como esta.

Hay una dama en minúscula
Que siempre nos acompaña.
Por más que corramos.
Ella nunca se cansa.

Con ella soñamos y despertamos,
Muchas veces alarmados.
Cuando ella llega
Lloramos desconsolados.

Hoy mis lágrimas tenues,
Despiertan con su llegada,
Un océano de distancia
Entre mis palabras y tus lágrimas

Aunque una distancia más grande
Es la que nos separa,
Las amistades no se acaban
Por dos o tres patadas.

Desde otra ciudad te escribo
Solo para que sepas
A ciencia cierta
Que puedes contar conmigo.

JEM