lunes, 29 de junio de 2009

Fusión



Quizás alguno se pueda sentir identificado con esta extraordinaria canción.

JEM

viernes, 26 de junio de 2009

La maleta, Madrid y el Corte Inglés

Hace unos días me tocó el indeseado momento de empacar mi maleta, se terminaban mis vacaciones. Fue mi primera vez en Madrid, luego de haberme enamorado de ella, me tocaba regresar, me tocaba organizar todo lo que logre desorganizar durante los diez días que estuve en el 5to B derecha del número 13 de Fernando el Católico.

Como casi siempre, la maleta venía con algunos kilos de más, en este caso, no por comprar ropa, el exceso se debía esta vez a una edición especial de Todo Mafalda, que como sabrán pesa cerca de 10 kilos y las dos últimas publicaciones de Mario Benedetti.

Me esperaba en Barajas en 3 horas un avión, ya estaba listo, me tocó cerrar la maleta, sólo que en este caso no cerró, por el contrario se abrió más, es decir, se rompió. Claro, por unos segundos que parecieron horas, me invadió esa sensación de no saber que hacer, hasta que recordé que a unos 100 mts tenía uno de los famosos Corte Inglés.

Venga, no pasa nada, en el Corte Inglés venden maletas y no pasa nada. Resulta que llegué al Corte Inglés de Fernando el Católico y no había maletas. De nuevo segundos que parecen horas y el avión esperándome, en cholas y sin disposición de gastar efectivo en taxi, recordé que en la famosa calle de Fuencarral, contigua a Fernando el Católico había una tienda de United Colors of Benetton e inmediatamente me vino el recuerdo de mi mamá comprando maletas en oferta en Margarita en la misma tienda, así que me fui a la mencionada tienda, sólo que al llegar ya con los pies un poco maltratados por la corrida en cholas, no encontré maleta. Faltaban 2 horas y 30 min para que despegara mi avión.

Ahora sí desesperado, le pregunto a la chica que me atendió que donde compraba entonces la maleta - me dice: en el Corte Inglés – en el Corte Inglés de Fernando el Católico no hay, le digo – me dice: ve al de Princesa, esta como a 20 min andando. Por suerte, nunca salgo sin mapa en otro país. Arranque a correr hasta el bendito Corte Inglés de Princesa a por mi maleta.

Ya en la tienda y con los dedos destruidos por las cholas, compro una maleta por 90 euros, en donde entraban 32 kilos. La nueva carrera era distinta, ahora me tocaba correr en subida y con una maleta inmensa.

Llego al número 13 de Fernando el Católico, faltaban 2 horas para mi avión. Cambio la maleta en tiempo record y me enfilo al Metro con la maleta de 31,5 kilos (eso pesó en el aeropuerto). Tenía que hacer 2 conexiones y en la última no había escaleras mecánicas. Bajando escalón por escalón, en una conexión en donde tenía que bajar como 4 pisos, tambaleándome por la particular maleta, apareció uno de esos personajes bíblicos que en nuestras vidas nos toca conocer. Un nativo de Guinea Ecuatorial me dice: necesitas una mano – como 4, le dije -, sonrió y junto a mi compañero bíblico termine de llegar al anden que me llevaría a Barajas.

Una vez en Barajas, faltaban 55 min para que despegara mi avión, logré registrarme, abordé, vi Marley y yo, conviví durante 8 horas y 40 min con un señor que seguramente tenía AH1N1 y finalmente cuando aterrizamos en Maiquetía, la gran mayoría de los pasajeros aplaudieron, fue entonces cuando me dije bienvenido a Venezuela.

JEM