viernes, 11 de julio de 2008

Mi país

Este país, que por suerte y desventura es mi país, padece de una extraña enfermedad tropical, digo tropical porque sería poco profesional decir que la enfermedad también nos la impusieron desde el norte.

El problema es mucho más grave y profundo como para que la estimada racionalidad de nuestros amigos comunes del norte lo entiendan. Es pues, como alguien dice, muy nuestro peo esta enfermedad, este defecto de nacimiento, estas pocas ganas de hacer algo bien, por más pequeño e insignificante que sea, pero hacerlo bien.

En este país, es decir, el mío, no sabemos diferenciar entre el orgullo de ser nativo y la firma de un analfabeta; que por cierto están empeñados en decirnos que ya no quedan, quedamos muchos por desgracia, pues para no ser analfabeta no basta con saber diferenciar entre símbolos que se nos muestran y a los cuales les damos un sonido particular y pretendemos darle un significado.

Pero, que es realmente darle significado a las cosas, ¿qué es llorar cantando nuestro himno nacional o sin ir tan lejos qué es cantar el himno nacional?, ¿qué es tirar la basura en los envases dispuestos para ello?, ¿qué es respetar las leyes de tránsito?, ¿qué es decir buenos días cuando llegamos a un sitio público?, ¿qué es respetar a los demás?, y así podría estar por días, cuestionándome estos peculiares síntomas que devienen en esta extraña enfermedad.

El gran problema es que los médicos especializados también sufren de esta enfermedad tropical, entonces quien salvará a este país, mi país, seguimos buscando médicos o nos curamos nosotros mismos.

JEM

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